
En cuanto al arte representado, debemos decir, que corresponde al rupestre o parietal, es decir represetado pictóricamente sobre muro o pared. La cronología del lugar, gracias a estas fuentes iconográficas se puede establecer entorno a los años 35.000 y 10.000 a.C. Por un lado, conocer que los aglutinantes utilizados eran de tipo orgánico, los pigmentos eran todos de origen natural y hallados en su entorno más inmediato, para pintar usaron pinceles, las manos y los dedos, lápices o minas de color para la silueta, tampones para hacer las crines, el soplado para la difuminación y buriles para los grabados en la piedra.
el arte rupestre consta de tres temas diferentes a la hora de representar, que en Altamira están presentes. Por un lado las figuras zoomorfas, siendo estas, casi siempre animales ya adultos, pintados de perfil, con zonas, a veces, exageradamente resaltadas, y dibujados con gran realismo. Entre estos animales, encontramos bisontes, ciervos y caballos. Pero hemos de destacar aquí el llamado bisonte encogido, realizado sobre el abultamiento de una roca, lo que proporciona a la imagen mayor realismo. También llama la atención por su calidad técnica la gran cierva, pues es una de las imágenes de mayor tamaño y está representada con gran firmeza. Por otro lado están las figuras humanas, donde ya el realismo se ha perdido, pues para la comunidad éstas tenían un papel secundario en el desarrollo de su existencia y supervivencia. Finalmente están los signos, que no son figurativos, sino una representación simbólica de objetos, ideas o mensajes que querían transmitir. Estas imágenes aparecen juntas, y mezcladas por todas las paredes.
Finalmente, en los años 80, se ha hablado de representaciones pictóricas sucedidas durante estados de alteración de la conciencia tras haber practicado rituales mágicos; que serían realizados por los habitantes de la cordillera cantábrica, pues es allí, donde más representaciones de arte rupestre existen. Como decíamos, todas estás postulaciones, tanto las clásicas como las más actuales pueden darse por válidas, aunque sean difíciles de comprender y aceptar, pero hemos de tener en cuenta la distancia cronológica que presenta este arte, tan difícil de explicar para las mentes de la edad contemporánea. Tal es la importancia de este descubrimiento y de lo que allí aparece representado, que en 1985 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad.
Título que hace honor a lo que significa, pues a través de sus pinturas, podemos acceder, con más rigor histórico, a la verdadera vida del hombre del paleolítico. Conociendo o interpretando sus vivencias, inquietudes, aficiones, actividades, entornos y relaciones, en un contexto propio que a nosotros por su lejanía en el tiempo se nos hace ajeno.
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