martes, 24 de mayo de 2011

Atenea Parthenos, escultura.


Atenea Partenos es el nombre de una enorme escultura crisoelefantina de la diosa griega Atenea, obra de Fidias. Recibía su nombre de un epíteto de la propia diosa, y estaba alojada en el Partenón, en la Acrópolis de Atenas. Se han realizado diversas réplicas y obras inspiradas en ella, tanto antiguas como modernas.

La cabeza de Atenea aparece ligeramente inclinada hacia adelante. Está de pie con su mano izquierda posada sobre un escudo vertical. Su rodilla izquierda está ligeramente doblada, su peso desplazado levemente hacia su pierna derecha. Su quitón está ajustado en la cintura por un par de serpientes, cuyas colas se entrelazan en la espalda. Los mechones del pelo caen sobre el peto de la diosa. La Niké de su mano derecha extendida es alada: se ha discutido mucho sobre si había un soporte bajo el original de Fidias, siendo contradictorias las versiones conservadas. La posición exacta de una lanza, a menudo omitida, no se ha determinado completamente, si estaba en el brazo derecho de Atenea o sostenida por una de las serpientes de la égida tal y como N. Leipen la restauró, siguiendo la gema Aspasios.

La escultura fue montada sobre un núcleo de madera, cubierto con placas de bronce moldeadas y recubiertas a su vez con láminas de oro desmontables, salvo en las superficies de marfil de la cara y los brazos de la diosa. El oro pesaba 44 talentos, el equivalente de unos 1140 kg: la Atenea Partenos suponía una parte considerable del tesoro de Atenas.

El coste debió estar cerca de los 700 talentos, la misma cantidad que una flota de 230 trirremes.

La obra original de Fidias tenía unas dimensiones que alcanzaban los 26 codos de altura (12 m aproximadamente, comprendido el pedestal, de 1,50 m de alto).

Fue la imagen de culto más renombrada de Atenas, considerada uno de los mayores logros del escultor más aclamado de la antigua Grecia. Fidias empezó su obra alrededor del 447 a. C., Lacares retiró las láminas de oro en el 296 a. C. para pagar a sus tropas, y el bronce fue probablemente dorado más tarde. Resultó dañada por un incendio hacia el 165 a. C., pero fue reparada. Continuaba estando en el Partenón en el siglo V, cuando pudo haberse perdido en otro incendio. Un relato la menciona, sin embargo, en Constantinopla en el siglo X. La obra tuvo un gran impacto entre sus contemporáneos, hasta el punto de que dio origen a una tradición de estatuas crisoelefantinas, en la cual encontramos comprometido de nuevo a Fidias, con la estatua de Zeus en Olimpia, y a otros escultores, en los santuarios de los siglos V y IV a. C.

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