lunes, 16 de mayo de 2011

Las tres Gracias






Las Tres Gracias de Rubens es una obra hecha con oleo sobre una tabla (raramente, porque lo normal era el óleo sobre un lienzo) de roble, que tiene unas dimensiones de 221 x 181 cm. Se trata de una obra mitológica, ya que utiliza el desnudo, influenciado por Tiziano, que es típico de la mitología. En esta obra muestra la representación de las formas de las tres mujeres que la componen, con formas ampulosas rotundas y con una composición de guirnalda elíptica, añadiendo ese color anaranjado a los tres desnudos femeninos.
En la imagen se ve a Aglaya, Talía y Eufrosine, las tres gracias de la mitología clásica, en las cuales dos de ellas se representan de perfil, cada una a un lado de la del medio que aparece de espaldas con la cabeza vuelta, en el resto de la obra vemos como hay una abundancia de luz. Según diversas fuentes clásicas, las tres Gracias eran diosas nacidas de los amores de Zeus que pertenecían al séquito de Afrodita, y se asociaban con el amor, la belleza, la sexualidad y la fertilidad, entendidos como fuerzas generadoras de vida.
El trío esta como enmarcado por un árbol a la izquierda y a la derecha hay una cornucopia dorada de la cual sale agua y que tiene flores por arriba. A esto se une un gran colorido cálido, brillante y luminoso, con un fondo constituido por un paisaje de gran sutileza en el que se pueden distinguir a una serie de animales. En las tres hermosas mujeres podemos observar la flacidez de sus carnes y la ampulosidad de sus contornos, están unidas también por sus brazos y tienen un velo transparente que las cubre. Las carnes también aparecen elegantes, frescas y palpitantes, en definitiva, sensualidad y goce de los sentidos en la representación del cuerpo humano.




El colorido es muy brillante y hay un total predominio del color sobre el dibujo, ya que Rubens trata de mostrar la riqueza y la suntuosidad del barroco y la contrarreforma triunfante. El color lo toma de Venecia, en concreto de Tiziano, a quién admira tras su primer viaje a Itlaia. A pesar del aparente estatismo de las tres diosas, hay movimiento en los escorzos y posturas forzadas de ellas, además del círculo que forman.
El adjetivo barroco, con el que hoy se designa a la cultura artística europea del siglo XVII y, por extensión, a la monarquía absolutista, a la economía mercantilista, a la sociedad estamental y a la Contrarreforma católica, nace con un carácter despectivo y negativo: barroco era lo irregular, lo complicado y ampuloso, retorcido y degenerado, en oposición al equilibrio, orden y simetría del arte renacentista, que tratan de recuperar los críticos del Neoclasicismo de finales del XVIII.El Barroco es un arte cortesano que se pone al servicio de los reyes absolutos, cuyo afán de esplendor se traduce en la magnitud de los proyectos y en el fasto de la decoración, excesivamente recargada. Es un estilo triunfante y propagandístico, como ocurre en la Roma papal, donde nace y se desarrolla el estilo, o en la Francia del Rey Sol. Pero también será el vehículo adecuado de la Iglesia católica para luchar contra la Reforma Protestante, renovándose la iconografía católica con composiciones aparatosas, de tono triunfal. España, adalid de la Contrarreforma, desarrollará un barroco exclusivamente religioso. Sin embargo, en las regiones donde triunfa la Reforma, Holanda, Alemania y el norte de Europa, se desarrollará un arte burgués, de vertiente más laica, sencilla e intimista.






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