La
imagen nos muestra el interior de la Basílica de Santa Sofía de
Constantinopla, el edificio más importante construido en el Imperio
Bizantino. Dicha basílica fue mandada construir en el siglo VI por el
emperador Justiniano, en pleno apogeo del Imperio.
La basílica de Santa Sofía está diseñada siguiendo una planta
centralizada, característica del arte bizantino. Se trata de una planta
cuadrada con cruz griega inscrita, en cuyo centro descansa una gran
cúpula. Dicha cúpula se sostiene sobre pechinas que conducen el peso de
la misma hacia las columnas. A su vez, dos semicúpulas actúan como
contrafuertes contrarrestando el peso de la cúpula principal. Desde el
exterior se puede apreciar claramente este sistema de semicúpulas y
contrafuertes, que además permite crear el efecto de ligereza del
conjunto.
La multiplicación de cúpulas es una de las características definitorias
del arte bizantino. Prácticamente todos los edificios de este estilo
artístico eligen este sistema para su cubierta. No se trata de una
invención propia sino de un elemento aprendido del arte romano, del que
el bizantino es heredero (no debemos olvidar que el Imperio bizantino es
la continuación del Imperio Romano de Oriente), y que logran
perfeccionar gracias a la invención de sistemas como las pechinas y las
trompas.
El interior de la iglesia es igualmente característico del arte
bizantino ya que utiliza para su decoración el mosaico y los mármoles de
colores, dos técnicas igualmente aprendidas de Roma y llevadas a su
esplendor durante este momento. En los mosaicos interiores predomina el
color dorado potenciado por la luz que penetra por la base de la cúpula y
que permite crear una atmósfera espiritual muy acorde con la función
religiosa del edificio. Este uso del dorado será otro de los elementos
característicos del arte bizantino que muestra la riqueza y el momento
de esplendor que se vivió durante el siglo VI gracias al dominio de las
rutas comerciales procedentes de oriente (seda, especias,...) y del
Mediterráneo.
Como conclusión podemos destacar que Santa Sofía de Constantinopla es
una de las construcciones más geniales de la Historia del arte. En ella
podemos reconocer la tradición clásica romana tanto en los elementos
constructivos y decorativos (columnas de orden clásico geometrizado,
mosaicos, arcos de medio punto, cúpulas,...) como en el interés por la
ingeniería y la matemática (algo que nos recuerda al reto arquitectónico
del Panteón de Roma). Esta herencia clásica es especialmente importante
dado que en el siglo VI en Europa occidental se había perdido
prácticamente la tradición clásica por la llegada de los pueblos
germánicos. Por este motivo, sólo persistirá esta complejidad
arquitectónica en oriente. En el caso de las cúpulas, tendremos que
esperar hasta el Renacimiento para recuperar esta técnica en occidente.
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