domingo, 20 de octubre de 2013

Hermes con el niño Dionisio.

Es una obra escultórica inspirada en la mitología griega. Su autor es Praxíteles y pertenece al período clásico (s. IV a.C.)

Los orígenes de la escultura aprenden las técnicas del próximo oriente e imitan formas y tamaño. Los griegos modifican constantemente sus modelos para ir corrigiendo los defectos.
Su función era para el culto, conmemorativas de alguna victoria y para tumbas. En la época helenística aparece el retrato.
Esta obra, en concreto, es una escultura realizada en mármol aunque también se utilizaban otros materiales como bronce, madera, oro, marfil o piedras de menos calidad.
En este caso, hablamos de una escultura exenta basada en diferentes conceptos como la proporción, el equilibrio, la simetría, la expresividad, el volumen y el dinamismo y caracterizada por la ausencia del contrapposto, es decir, la estatua queda totalmente desequilibrada. 
También se caracteriza por los cabellos de las dos figuras que eran cortos, adheridos a la cabeza como si fueran un casco. Prescinde del estereotipo de origen oriental de sonrisa arcaica y se ve reflejado a un nuevo ciudadano.

En el período clásico se quiere reproducir la anatomía humana con proporciones equilibradas en un intento de alcanzar el modelo ideal de la belleza humana. Para ello, los artistas redondean la musculatura y representan las figuras en posturas más naturales o como es en este caso, la curva praxiteliana que es un ligero arqueo de la escultura en forma de ''S'' invertida. Se pierde la rigidez y la frontalidad y se adquieren cánones de proporción matemática entre la cabeza y el resto del cuerpo.
Hacia el S. IV a.C., los artistas muestran preocupación por reflejar los sentimientos y las emociones por medio de la expresividad en los rostros.

Esta obra se fue descubierta en el año 1877 entre las ruinas del templo dedicado a Hera y servía como ornamentación.
Se encontraba boca abajo y en buen estado de conservación aunque le faltaban los pies y el brazo derecho del Dios y la cabeza de Dionisio. Los pies de Hermes y la cabeza de Dionisio fueron hallados más tarde en el mismo templo por lo que a excepción del brazo y tras la correspondiente restauración, el grupo escultórico quedó completo. 
Previsiblemente el brazo mutilado de Hermes portaba un racimo de uvas.


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