domingo, 24 de noviembre de 2013

Catacumba de San Calixto

Catacumba de San Calixto


Las catacumbas empezaron a existir hacia la mitad del siglo II y forman parte de un complejo que ocupa una extensión de 15 hectáreas, con una red de galerías de casi 20 km en distintos pisos, y alcanzan una profundidad superior a los 20 metros. En ellas se enterraron a decenas de mártires, 16 pontífices y muchísimos cristianos.
Reciben su nombre del diácono (y más tarde, papa) San Calixto, designado a principios del siglo III por el Papa Ceferino como administrador del cementerio. De ese modo, las catacumbas de San Calixto se convirtieron en el cementerio oficial de la Iglesia de Roma.Sus ampliaciones continuaron hasta la primera mitad del quinto.

En su origen fueron sólo lugar de sepultura. Los cristianos se reunían en ellas para celebrar los ritos de los funerales y los aniversarios de los mártires y de los difuntos.

Las catacumbas están formadas por galerías subterráneas, que parecen laberintos y que en conjunto alcanzan a medir muchos kilómetros. En las paredes detoba de este intrincado sistema de galerías se excavaron filas de nichos rectangulares, llamados lóculos, de diferentes dimensiones, capaces de albergar un solo cadáver, aunque no era raro que contuviesen dos o más.
La sepultura de los primeros cristianos era muy sencilla y pobre. Siguiendo el ejemplo de la de Cristo, se envolvían los cadáveres en una sábana o lienzo, sin ataúd. Los lóculos se cerraban después con lápidas de mármol o, en la mayor parte de los casos, con piezas de barro cocido y se fijaban con argamasa. Sobre la tapa se grababa a veces el nombre del difunto, con un símbolo cristiano o el deseo de paz en el cielo. Con frecuencia se ponían junto a las tumbas lámparas de aceite o redomas con perfumes.
Por su colocación en filas superpuestas, las tumbas daban la idea de un gran dormitorio, llamado cementerio, término de origen griego que significa "lugar de descanso". De este modo, los cristianos querían afirmar su fe en la resurrección de los cuerpos. Además de los lóculos, había otras clases de tumbas: el arcosolio, el sarcófago, la forma, el cubículo y la cripta.

Como no podían profesar abiertamente su fe, los cristianos se valían de símbolos que pintaban en los muros de las catacumbas y, con mayor frecuencia, grababan en las lápidas de mármol que cerraban las tumbas.

Las catacumbas de San Calixto están actualmente abiertas al público que las quiera visitar.



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