La imagen que podemos observar es el coliseo o anfiteatro Flavio, de autor desconocido y que fue encargado por el emperador Flavio Verpesiano. Se localica en Roma en uno de los extremos de los antiguos foros y cercano al circo máximo, aunque el paisaje que lo rodeaba quedó alterado en 1936 con la apertura de la Via dei Fori Imperiali. Es del siglo I aproximadamente y se encuentra en buen estado de conservación, aunque algunas partes se han ido perdiendo con el paso del tiempo.
Sus materiales son bloques de mármol travertino, hormigón, que era una mezcla de agua, arena, cal y guijarros la cual se utilizaba en las bóvedas sobre todo por su mayor ligereza, ladrillos, grandes piezas rectangulares de poco grosor, piedra y estuco.
En este edificio los tres primeros pisos están formados por una sucesión de 80 arcos de medio punto. El cuarto o ático, está formado por un muro con pilastras adosadas y ventanas rectangulares.
Los órdenes se superponen de abajo arriba: dórico, toscano, jónico y corintio. El orden toscano tenía el fuste a veces liso total o parcialmente y a veces con basta. El equino o ábado era menos fuerte y el friso más alto que el arquitrabe.
El ático estaba decorado con lesenas de estilo corintio y 24 mástiles que sostenían un toldo que protegía de la lluvia y el sol.
El acceso al edificio se realizaba a través de los arcos del piso inferior. Una compleja organización de galerías anulares y radiales coronadas por bóvedas de cañón y arista permitían circular por todo el recinto. Las comunicaciones entre los niveles se realizaban a través de escaleras y rampas que daban acceso a las gradas a través de una puertas llamadas vomitorios.
Estos edificios se contruían con el fin de celebrar numerosos espectáculos gratuitos de gladiadores y fieras salvajes e incluso se escenificaban batallas históricas y navales (naumaquias), paras las cuales se llenaba la arena de agua.
La construcción de este coliseo se consideró un generoso regalo del emperador al pueblo, con el cual potenciaba su imagen benefactora y glorificaba su divinidad.
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