El Doríforo es una escultura griega de
etapa clásica pero aún mantiene algún resabio de arcaísmo: está tallado con
rudeza, los pectorales son planos y las líneas de la cintura y de la cadera
están muy marcadas. Introduce la técnica del contrapposto recayendo el peso sobre
una pierna y la otra apenas toca el suelo con la punta del pie, y flexiona la
rodilla hacia atrás. La tensión que genera esta descompensación se compensa con
ligeras inclinaciones en la pelvis y en los hombros.
Es la encarnación más pura del prototipo del cuerpo
viril perfecto, de elegancia austera, sin formas hercúleas ni amaneramientos.
Sosegado, avanza seguro de sí mismo, una pausa momentánea une la estabilidad al
sentido del movimiento en potencia.
Condiscípulo de Mirón y contemporáneo de Fidias, pertenecen
al Estilo Sublime del periodo clásico griego. Fue escultor -sobre todo
broncista- y un gran teórico: fijó la proporción, el ritmo y la simetría del
cuerpo humano en un canon que se relaciona con este Doríforo (el
portador de la lanza). El Doríforo da forma a la máxima aspiración de los
escultores griegos, que era la perfecta proporción dentro de un ideal
naturalista. El sistema de proporciones del Doríforo se basa en la aplicación
de sencillas y antiguas relaciones o módulos aritméticos, como la altura total
determinada por 7 cabezas. El factor numérico juega, por tanto, un papel
decisivo en la expresión rítmica de la simetría. La belleza se traduce en armonía
de las proporciones.
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