sábado, 12 de abril de 2014

La casita de la cascada


1.Fallingwater. La Casa de la Cascada. Esta es sin lugar a dudas la vivienda más conocida diseñada por Frank Lloyd Wright (1876-1959), un verdadero tótem de la arquitectura del siglo XX levantado en medio de un bosque y un arroyo en el paraje de Bear Run (estado de Pensilvania, Estados Unidos). El edificio que se señala como ejemplo sublime de la arquitectura orgánica, una de las dos grandes corrientes del Movimiento Moderno. Habrá muchas personas a las que no convenza una gran parte de las realizaciones arquitectónicas contemporáneas, pero difícilmente encontraremos un solo detractor de esta construcción que atrae a todos por los singular de su localización, por las soluciones que ofrece y por la belleza del conjunto.
2.Pero remontémonos a los orígenes de la obra. En 1935 el millonario norteamericano Edgard Kaufmann adquiere unos terrenos en medio de un bosque de enorme belleza, surcado por un arroyo de aguas cristalinas que transcurre salvando rocas y desniveles. Resuelve encargar a Wright la construcción de una residencia de vacaciones que le permita mantener el contacto con la naturaleza imposible en la ciudad. Tras algunas vacilaciones, el arquitecto diseña una vivienda que cumple sólo a medias el deseo del cliente. Éste ha pedido una casa cerca del arroyo; el arquitecto va a construirla literalmente en el mismo curso de agua, integrando de manera absoluta construcción y naturaleza. Kaufmann acaba por aceptar esta innovadora propuesta y las obras se llevan a cabo entre 1936 y 1937. Se emplearon en ellas dos tipos de materiales principales: el hormigón armado con el que se levantan los grandes planos horizontales que caracterizan la casa y la piedra del lugar, con la que se realizan en mapostería los elementos verticales, así como las solerías. Además, grandes ventanales de cristal iluminan y ventilan el interior de la residencia.
 3.Por otra parte, en las proximidades se levantó también una casa de invitados. En cuanto a la principal, el resultado es un edificio de varios niveles: el más inferior acoge unos enormes pilares trapezoidales que dejan transcurrir el agua del arroyo, recanalizada en parte para abastecer a una piscina. Las rocas del propio terreno sirven como elementos sustentantes. Sobre esta estructura se levanta la planta principal, que integra un espacioso salón con chimenea, la cocina y unas terrazas voladas al exterior. En segundo nivel se localiza la planta de dormitorios y baños, así como una gran terraza perpendicular a las de la planta inferior, mientras que otras dos, de menor tamaño, se alinean con aquéllas. Sobre este piso se alza aún otro de más reducidas dimensiones, donde se ha dispuesto un estudio, una pequeña zona para habitación y una nueva terraza. 4.Practicamente todo el mobiliario es diseño del propio arquitecto.
Con todo ello Wright ha logrado un edificio de planta compleja, en el que los volúmenes juegan unos con otros, contrastando las líneas verticales y horizontales, y donde los espacios resultantes están lejos de la uniformidad. Se tiende a afirmar que esta obra maestra es un ejemplo de integración absoluta en el paisaje, pero deberíamos verla también desde otra perspectiva. Aquí el autor ha logrado dominar por completo a la naturaleza, la ha puesto al sevicio de las necesidades humanas, de una tan básica como la del hábitat; ha logrado que el paisaje envuelva a la vivienda y que el agua que transcurre a su través sea un elemento más del conjunto. El cambiante sonido de la cascada forma parte importante de la sinfonía de esta vivienda tan especial. Es cierto que la casa parece flotar en el agua, pero no es menos verdad que el agua resulta ser parte integrante de la propia vivienda.


Cuenta una anécdota que Wright estuvo dando vueltas en su cabeza al proyecto de la casa de la cascada durante meses, pero que luego acabó concretándolo en unos dibujos que le ocuparon poco más de dos horas. Probablemente este edificio sea la vivienda más conocida en la historia de la arquitectura y, desde luego, por el gran público. Fijaos bien: dos horas para diseñar un proyecto de memoria eterna. En eso consiste la genialidad. El artista.

Impresionante el número de páginas webs dedicadas a la casa de la cascada. Fallingwater, la página oficial de esta casa hoy museo, resulta de poca utilidad. 

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